domingo, abril 24, 2005

Un par de cosas o tres

A primeira:

Anoche, al volver al coche de nadar me estaba esperando la chica de Ipanema. Salía agotado tras conseguir uno de mis objetivos para este trimestre (45 largos en menos de una hora), me tiré en el asiento del conductor, abrí la lata de bebida isotónica y puse la radio. La oscuridad de la noche, la temperatura, la bebida, el descanso y más que nada las endorfinas que produce el ejercicio hacen que ese momento suela ser el más optimista del día. Pero ayer, al encender la radio la chica de Ipanema consiguió que, por un momento, sonriera yo solo de felicidad. Pasaba hacia el mar, contoneándose desde una emisora sintonizada al azar, sin darse cuenta de que la observaba.

Ah, se ela soubesse
que quando ela passa
o mundo sorrindo
se enche de graça
e fica mais lindo…

(ah si ella supiese que cuando ella pasa el mundo sonriendo se llena de gracia y queda mas lindo…)



La segunda:

Muchas veces, casi siempre escuchando la radio en el coche al ir o venir de la universidad, le digo a Alber: “Esta canción se parece un montón a tal otra.” O, “la voz de este tío me recuerda a la de nosequién”. Él me suele responder:”Pues, no se me parecen. El que tú dices tiene la voz más aguda o más nasal. O, esa canción tiene otro ritmo o es de otro estilo o de otra época.”

Yo siempre le respondo enfadado: “Ya se que no son idénticas, encontrar diferencias es muy fácil, lo difícil, lo que requiere pensar y lo más útil, es encontrar semejanzas”. Aparte de lo bien que suena como aforismo sobre las relaciones entre personas, creo que mi afirmación tiene bastante sentido. La única forma de ordenar la infinidad de cosas que nos rodean es clasificarlas, agrupándolas según características comunes.

Esta mañana, me ha tranquilizado leer en el último párrafo del relato “Funes el memorioso”, cómo Jorge Luis Borges me da la razón:

“Había aprendido sin esfuerzo el inglés, el francés, el portugués, el latín. Sospecho, sin embargo, que no era muy capaz de pensar. Pensar es olvidar diferencias, es generalizar, abstraer. En el abarrotado mundo de Funes no había sino detalles, casi inmediatos.”

Os recomiendo la lectura de este relato. Lo podéis encontrar en la página borges.netfirms.com.


Por cierto, ¿no os recuerda a algo esta foto?




Tercera (la del fin):

El otro día, en el programa Redes, explicaron 3 formas en que un accidente en un acelerador de partículas puede acabar con el hombre, la Tierra (Félix Rodríguez de la Fuente incluido) e incluso con el Universo.

1- Se crea un agujero negro que lo engulle todo.
2- Se crea una partícula de una extraña materia que (ojo) ya tiene nombre (del que, aunque quiero, no puedo acordarme). Esta extraña materia tiene la curiosa propiedad de “contagiarse”. Como un rey Midas cualquiera, convierte todo lo que toca en esa misma materia, con lo que la tierra y todo su contenido acaba siendo una bola de ¿”esplunge”?
3- Se desencadena un cambio de estado en el Universo. Resulta que han descubierto que nosotros vivimos en un universo que está en un estado (algo así como el agua está sólida, líquida o gaseosa) y que puede cambiar a otro de repente. (¿Que, cómo es el otro estado? Ni idea oiga, bastante hemos hecho los científicos con decir que puede haber otro estado.)

No me convencieron mucho. Pero me hizo gracia. También me hizo gracia que, tras contárselo ayer a mi padre, él empezara:
- Un día, de pequeño, cuando iba en el autobús a por pienso para los pollos, a la cooperativa ...

Me encantan estos contrastes en las conversaciones.

- Un día, de pequeño, cuando iba en el autobús a por pienso para los pollos, a la cooperativa, escuché a unos hombres comentar, sin darle importancia, que esa misma tarde se iba a acabar el mundo. ¡Vaya tarde más mala me hicieron pasar!

Yo aproveché para volver a “revelarle” uno de esos secretos/preocupaciones infantiles que le “revelo” de vez en cuando y que siempre le vuelven a sorprender (y que, casi siempre, le hacen sentir culpable):

- Pues yo oí en la tele que el mundo se iba a acabar en 5 años y me amargaron la infancia. (Es verdad, recuerdo dónde lo oí y recuerdo que hacía cuentas de lo que me daría tiempo a hacer. Pensaba que cuando se acabase el mundo ya viviría en Málaga e incluso podría haber ido a la Expo de Sevilla. Supongo que no se lo comentaba a nadie para no preocuparles.)


Anoche, mientras tiraba la basura iba pensando que ya no me da miedo el fin del mundo. Tal vez de forma subconsciente estime una baja probabilidad para esa posibilidad, pero tengo la sensación de que simplemente, ya no me importa demasiado (será que la Expo no fue para tanto).

Creo que en uno de mis berrinches nocturnos ("¿Os vais a morir…?") allá a primeros de los 80, mi madre desesperada intentó calmarme diciéndome la verdad. (Comprendedla, estaba cansada.):
- De mayor, ya no te importará tanto. (Eso si que me debería haber hecho llorar.)

5 Comments:

Blogger **La Estudiante ** said...

uuuu linda canción, me recuerda a unos amigos de Brasil que conocí en San Pedro d Atacama...

11:37 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

la foto me recuerda a las animaciones de Walace and Grommit!!!
y lo de las sememjanzas, estoy totalmente deacuerdo! me pasa lo mismo, también soy una incomprendida!Buah!
Pero hay quien nos da la razón. Ha salido ese tipo en la tele que dice que tiene la mejor memoria del mundo mundial y que en pocos días puede aprender un idioma por simple asociación (¡encontrando semejanzas!) así que sigue con el inglés que la técnica ya te la sabes!!jeje

3:52 p. m.  
Blogger Pola said...

Anda, yo también tuve un berrinche de esos a los siete u ocho años. Alguien debería encargarse de inventar una buena mentira piadosa (lo de el cielo no cuela) para evitar que los niños se peguen estos disgustos tan grandes

PD:Lo del splunge es bien inquietante!

10:42 a. m.  
Blogger New Newyorker said...

Aunque seguramente no lo leas, te digo k te pases por aqui http://edulargosantos.blogspot.com/

3:30 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Bueno, supongo que de pequeño sólo piensas en la muerte cuando te hacen saber que se va a acabar el mundo en... 7 horas. Transcurridas esas siete horas, te olvidas. Y quien dice 7 horas dice 5 años, más o menos... A mí sustos de esos me dieron muchos pero yo me reía angustiando los otros niños: "imagínate que mañana estás en otro mundo, que este se ha acabado, que eres otra pero que no te das cuenta nunca, que ya no te vas a llamar igual, que ya no vas a ser la misma..." les decía. Sí, tuve una infancia.. cuanto menos, extraña.

Y lo de las semejanzas, me he sentido muy identificada, tio. Yo siempre estoy sacando parecidos que la gente no aprueba. Y siempre todo me recuerda a algo. Según Borges, sé pensar entonces? :-D

8:59 p. m.  

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