miércoles, diciembre 01, 2004

Hoy, sopas de ajo

A mi, las sopas de ajo no me engañan, son pan viejo mojado.

Mi padre dice que son un plato muy elaborado. Hay que hacer el pan (horno incluido), usa huevos, aceite... Pero a mi no me engañan, la basura también requiere fabricar los envases, rellenarlos y vaciarlos, cocer el pollo, arrancarle la carne y chupar los huesos, quitarle la patata a la monda y que yo nade para poder sonarme los mocos alérgicos.

Yo sé lo que pasa y no puedo quitarmelo de la cabeza (sí puedo, curiosamente, olvidarme de los cerdos cuando como filetes). Las sopas son la forma de librarnos del tapón de pan rancio y poder comprar sin remordimientos pan nuevo esponjoso y crujiente.

A mí, esta mañana, se me ha hecho un tapon de ideas rancias en la cabeza. Ideas de ayer, de antes de ayer y otras de antes, que no tuve tiempo de escribir. Mi primera impulso ha sido tirarlas. Pero, aunque le he dicho a mi cerebro que me trajera unas ideas nuevas, se ha empeñado en que hicieramos sopas.

Et voilá! (entre una fragante nube de vapor vislumbramos una tristes ideas mojadas):

- Leyendo redacciones de los alumnos de mi padre (me siento un poco culpable cuando lo hago) encontré una frase que me llamó la atención. Llevaba leidas unas 20 redacciones de niño de 7 años, casi iguales, del estilo de:

"La jirafa vivia en el bosque y todos los días se bañaba en el rio. Un día cuando se estaba bañando se encontró con una merluza evolucionada a merluza Picachu." (Les encantan los personajes de dibujos japoneses.)
"La merluza dijo: -¿Quieres ser mi amiga?.
La jirafa contestó: - Bueno, pero tienes que enseñarme a nadar.
La merluza le dijo que le enseñaría y todos los días jugaban juntas a poli-ladro en el rio."

Reconozco que no me canso de los cuentos de este estilo. Cada combinación de animales tiene su gracia particular.

Pero ese día, el premio de publico y crítica se lo llevó la frase con la que terminaba una redacción. No recuerdo nada más del texto. Pero, no se me olvida cuánto me sorprendió que, un niño de 7 años, decidiera concluir con la frase: "Después de cenar, la mató en el salón." (Me sugiere premeditación y, por otro lado la sangre fría de cenar como siempre antes de matarla. Seguramente cenar con ella. Además, estoy seguro de que al autor no le "ayudaron" sus padres.)

-Hace unas semanas, un lunes por la mañana, mientras conducía hacia clase, amaneciendo, me asaltó una curiosa sensación. Vivo en un pueblo de la costa. Y, la universidad está en Málaga, la capital de la provincia, a unos veinte kilómetros de autovía. Habré recorrido este tramo, sin exagerar, unas 2000 veces. Pero esa mañana, al aproximarme a la ciudad, me adelantaron un par de coches de matrícula extranjera y justo entonces me di cuenta de que no estaba llegando a Málaga. Estaba llegando a París o a Berlín o a Bruselas a alguna ciudad del norte de Europa, de amaneceres frios pero ajetreados. El cielo no dejaba lugar a dudas con esos colores vivos y desconocidos. Me imaginé descubriendo un asiento idéntico pero mágicamente diferente en mi clase de todos los días y un profesor al que se le notaría esa forma de ser tan francesa, tan suya, pero tan entrañable. Me alegré de que es programa de radio que escucho todas las mañanas también se escuchara en aquella remota autovía belga y me imaginé a la gente de la ciudad haciendo compras en alemán ya a esas horas tan tempranas. Un kilómetro después la sensación había desaparecido.

Hoy me ha vuelto a pasar. Llovía a mares y es coche era como una burbuja. La radio se entrecortaba y se dejaba de oir durante minutos. Esta vez he tenido la sensación de estar cruzando la frontera de una país lluvioso. Entrando a una región de gente acostumbrada al frío que sabe disfrutar de sus casas, del fuego, de las tardes de lluvia.

Espero que no haya sido la última vez que me pasa.


-El lunes pasado vi un elefante volviendo de clase. El puñetero me recordó que mi vida es repetitiva, monotona. Que todavía hay aventuras y que el mundo lo tenemos muy visto pero solo desde nuestra estrecha torre de vigia, sin posibilidad de cambiar de punto de vista para apreciar la perspectiva.

Lo he visto junto a un circo, desde la autovía, mientras volvía, a toda velocidad, a encerrarme en casa. Y me ha quitado las ganas. Pero, la vida moderna es así, vemos las cosas pero tenemos que pasar de largo, todo está cerca y todo inaccesible. Las imágenes estan cerca pero nada más. Me he acordado de una historia de mi abuelo. De pequeño, cuando la guerra, vio aterrizar una avioneta cerca de su pueblo, se acercó con otros niños y la vio de cerca. Había efectuado un aterriazaje de emergencia en un campo arado. Mientras los hombres del pueblo ayudaban a sacar el aparato, el estuvo sentado en la cola de la avioneta.

-El domingo fui al cine con unos amigos. Antes de entrar, una chica encantadora se acordó de que teníamos que comprar unos cerebros. No los encotramos, pero la pelicula no era muy complicada y nos pasamos bien sin ellos.

Que aproveche.


P.D. Después de hacer las sopas me he acordado de que, a veces, en mi casa, hacen un flan de pan con pasas. Esa sí que es una digna reinserción para el pan viejo. Otra vez será.

Contenido en realidad 90%.